Vaccine storage in 2025

Almacenamiento de vacunas en 2025: Buenas prácticas para una manipulación segura y conforme

En 2025, el almacenamiento adecuado de las vacunas es más vital que nunca. Con una gama cada vez más amplia de vacunas modernas, desde las de refuerzo de ARNm que requieren almacenamiento ultrafrío hasta las fórmulas a temperatura ambiente, los profesionales sanitarios deben dominar la ciencia de la cadena de frío para garantizar la potencia y la seguridad del paciente. En este artículo analizaremos el almacenamiento correcto de las vacunas y explicaremos las consecuencias de un almacenamiento incorrecto, para que puedas proteger cada dosis de la nevera al brazo.

Las vacunas son productos biológicos que pueden degradarse irreversiblemente si se exponen a temperaturas fuera de su rango especificado. Demasiado caliente, y las partículas víricas pueden descomponerse; demasiado frío, y los adyuvantes como las sales de aluminio pueden precipitarse, haciendo que las vacunas sean ineficaces.

Un mal almacenamiento en frío de las vacunas no sólo desperdicia existencias, los estudios estiman que hasta el 35% de las vacunas se ven comprometidas por un mal manejo de la temperatura, lo que cuesta millones a los sistemas sanitarios y arriesga brotes de enfermedades prevenibles.

Almacenamiento de vacunas en 2025

Almacenar las vacunas a la temperatura adecuada es fundamental para preservar su eficacia. Los distintos tipos de vacunas requieren condiciones de almacenamiento diferentes, e incluso una breve desviación de la temperatura puede provocar daños irreversibles.

Aquí tienes un desglose de las gamas de almacenamiento más utilizadas en 2025:

  • Vacunas refrigeradas (por ejemplo, gripe, tétanos, triple vírica)
    Deben almacenarse entre +2 °C y +8 °C (36 °F a 46 °F), con un punto medio ideal de +5 °C. Este es el intervalo de temperatura más habitual en clínicas y farmacias.
  • Vacunas congeladas (p. ej. varicela, zoster)
    Requieren un almacenamiento entre -50 °C y -15 °C (-58 °F a +5 °F). La exposición a temperaturas más cálidas puede comprometer sus componentes víricos vivos.
  • Vacunas de cadena ultrafría (por ejemplo, refuerzos de COVID-19 de ARNm)
    Requieren un almacenamiento a largo plazo entre -80 °C y -60 °C (-112 °F y -76 °F). Una vez descongeladas, suelen conservarse entre +2 °C y +8 °C hasta cinco días antes de su administración.

Incluso una breve brecha de temperatura puede tener graves consecuencias:

  • Por encima de +8 °C: Las vacunas pueden perder potencia rápidamente. Algunos estudios demuestran que sólo una hora fuera de este intervalo puede degradar hasta un 20% la eficacia de una vacuna.
  • Por debajo de +2 °C para las vacunas refrigeradas: La congelación puede hacer que los adyuvantes a base de aluminio se aglutinen, dando lugar a suspensiones turbias. Estas vacunas deben desecharse, aunque el cambio no sea visible.

Para garantizar un almacenamiento adecuado de las vacunas:

  • Utiliza frigoríficos y congeladores de uso médico, no unidades domésticas.
  • Invierte en registradores de datos digitales con sistemas de supervisión y alerta en tiempo real.
  • Establece comprobaciones diarias y registros automatizados para seguir las tendencias de temperatura y detectar anomalías a tiempo.

Mantener estas normas no es sólo una buena práctica: es esencial para cumplir normativas como la GDP de la UE y las directrices de la OMS sobre la cadena de frío de las vacunas.

Cuando las vacunas se almacenan incorrectamente, el impacto puede ser inmediato y costoso. Desde la pérdida de potencia hasta los riesgos legales, las consecuencias afectan no sólo a los profesionales sanitarios, sino a la salud pública en su conjunto.

  • Pérdida de potencia
    Los componentes sensibles a la temperatura pueden degradarse rápidamente cuando se exponen a condiciones fuera del rango recomendado. Una vacuna demasiado caliente o demasiado fría puede no proporcionar la inmunidad prevista.
  • Cambios físicos
    La congelación puede hacer que los adyuvantes a base de aluminio se aglutinen o separen, lo que a menudo hace que la vacuna tenga un aspecto turbio. Aunque tenga un aspecto normal, la potencia puede verse comprometida, lo que hace que la dosis no sea segura.
  • Desperdicio de existencias
    Una vez detectada una infracción, normalmente hay que desechar las vacunas afectadas. Esto conlleva pérdidas económicas y la interrupción de los calendarios de vacunación.
  • Riesgo para los pacientes
    Administrar una vacuna en mal estado puede significar que el paciente no reciba protección, contribuyendo potencialmente a brotes o enfermedades evitables.
  • Consecuencias normativas
    Un almacenamiento inadecuado puede provocar el incumplimiento de las Buenas Prácticas de Distribución (GDP), la norma 21 CFR Parte 11 de la FDA u otras normativas locales. Esto puede desencadenar auditorías, multas y daños a la reputación.

El almacenamiento incorrecto de vacunas no es sólo un error logístico, es una avería en un proceso crítico de salud pública.

Almacenamiento de vacunas en 2025 - Buenas prácticas

En 2025, almacenar correctamente las vacunas significa ir más allá de tener un frigorífico. Con normativas más estrictas y más vacunas sensibles a la temperatura en el mercado, nunca ha sido tan importante hacer las cosas bien y utilizar las herramientas adecuadas.

Aquí tienes cinco pasos prácticos que puedes seguir para mantener tu cadena de frío de vacunas segura y conforme a la normativa:

1. Controla las temperaturas en tiempo real

Utiliza registradores de datos digitales y sistemas de alerta inalámbricos para hacer un seguimiento de las condiciones de almacenamiento 24 horas al día, 7 días a la semana. Soluciones como PraxasCloud proporcionan actualizaciones en directo, alarmas e informes automáticos, para que no se te escape nada.

2. Revisa y mantén tu equipo

  • Calibra tus termómetros y unidades de refrigeración al menos dos veces al año.
  • Registra las temperaturas diariamente (incluso con sistemas automatizados).
  • Limpia e inspecciona las unidades con regularidad para evitar fallos repentinos.

3. Forma a tu equipo

Asegúrate de que todas las personas que manipulan vacunas comprenden los principios básicos del almacenamiento de vacunas. Unas sesiones de formación breves y específicas cada pocos meses pueden evitar errores costosos y garantizar el cumplimiento de los PNT.

4. Plan de emergencias

Ten un plan de emergencia para cortes de electricidad, neveras rotas o retrasos en las entregas. Una simple lista de comprobación y un PNT de emergencia pueden marcar la diferencia a la hora de mantener a salvo las vacunas cuando las cosas van mal.

5. Mantén registros claros

Almacena los registros de temperatura, los registros de mantenimiento y los informes de incidencias en un solo lugar, idealmente de forma digital. Esto te ayuda a cumplir la normativa y a detectar rápidamente cualquier patrón o problema.